jueves, 30 de agosto de 2012

EL PARAISO ESTABA DONDE ELLA ESTABA

A MANO ARMADA

Supón que te desnudo 
con besos y sonrisas, 
conjuro tus fantasmas, 
asalto tu desvelo, 
amanezco en tu sombra, 
y me marcho, 
y me juras 
-dentro de un orden, claro- 
fidelidad eterna. 


María Rosal 

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