Como la araña hembra devora al macho en la noche tejida, así quisiera que cayeras a la hora exacta del deseo. Y así solos haremos el rito dionisíaco del amor sin importarnos que las campanas callen, que el viento gima con su quilla quebrada, que las gaviotas pierdan su brújula en los mares y la noche se estrelle en un alba imprevista. Nosotros entre tanto estaremos levantando un mundo tejido a besos bebiendo a bocanadas tú mi azúcar yo tu sal, para después en la húmeda arena del placer reinventar el deseo porque siempre habrá una piel nueva, otra saliva dulce para beber los labios y la verdad de la carne hecha verbo en la palabra amor.
Busco ese rincón donde clavarme estas lágrimas, y una pared a la que reventarle el alma.
Tras de mis pasos el dolor del silencio que me ahoga. Ante mis ojos, el rumor que llama al abandono.
Y de horizonte la molicie del ingrato existir, el repertorio de confusos amaneceres, el alimento de todos los vaivenes, la incombustible manía de morir.
De la chistera rescato otro aluvión de mentiras junto al suave rumor de una ola, y partituras en blanco diseñadas al hábito de mi desengaño.
Languidecen las certezas cuando abrevan las falacias, ¿cómo dices? No, no te escucho decir nada.
Ella está hecha a semejanza de las cosas que amo. Se parece a la noche, o mejor: a una noche sin ausencias. Ella es exacta. Cuando la noche escurre, su cuerpo se humedece.Me permite trepar por mis temblores y agitar su nombre desde la oscuridad. Ella es irrepetible. Nació en las piedras donde empieza mi desorden.
Por verte pasar cimbreando los versos Por verte pasar, luz, devorando las sombras acecho la deriva de la ferocidad impronunciable un rugido de sábanas hasta el desmayo...
El viento susurra gemidos de almohadas me acerca las huellas de caricias y azahar...
Tomas las palabras, las calientas, las suspiras ondulantes, carnosas de luna y labios Cuánto daría por ser pronombre en tu lengua! Por ser voz, por ser una sílaba... un breve silencio en la cavidad de tu boca
Por verte pasar, tan sólo por verte pasar navego el esplendor de tus letras mojadas marcando cada deseo con tu esencia y a veces hago míos los jadeos que nunca me dirás
Cuando nos besamos trituramos un ángel. Su última voluntad será nuestro deseo. Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores, su sombrero de plumas, barajas manoseadas por tahúres y ahora
hay que hacerlo entrar, ofrecerle licor (que él viene de morirse), acercarle una silla (que lee en la oscuridad).
Dirá sus baratijas, su forma de guiarnos al secreto de la vieja estación. Dirá que el vino está hecho de hojas secas, que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío. (Ni un centavo de luz a su trabajo).
Cuando nos besamos desollamos un ángel, un condenado a muerte que va a resucitar en otras bocas. No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el diente y triturar al ángel. Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.
Oír las risas de mis hijas Unos canutos de yerba Unos libros por descubrir o ya manoseados Follar con Ella, aunque ahora que lo pienso lo que realmente hacemos es querernos... QUEDAROS CON TODO LO DEMAS YO ESTOY DE PASO