Sólo reinaba ella entre las sábanas alborotadas por la noche cómplice. ...Se revolvía más que una raposa mordiéndole y lamiendo y enlazándole con sus dientes, su boca y sus largas uñas. Su voz de niña le engañó. Decía: bebe esta miel amor, mueve la lengua; y luego se sentó sobre su boca que inundó de sabor y de ambrosía una vez y otra vez. Hasta la aurora aguantó sin desmayo: se fundía en la cama y la ducha. No cesó de acariciarle el sexo y las espaldas. Y pedía: oh no dejes a tu dueña: quiero sentir tu vida en la garganta.
Oír las risas de mis hijas Unos canutos de yerba Unos libros por descubrir o ya manoseados Follar con Ella, aunque ahora que lo pienso lo que realmente hacemos es querernos... QUEDAROS CON TODO LO DEMAS YO ESTOY DE PASO