AMOR
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
Antonio Gamoneda
Recorto letras, armo palabras, pliego, mientras recuerdo que un día leí algo de Gelman que me recuerda todas estas cosas:
ResponderEliminarLo que pasa
Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche,
en la tormenta, en la desgracia,
y más aún, te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,
y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo
como un fuego,
y me destruyes, me construyes...
Si no me equivoco, el poema es de Antonio Gamoneda, no Gamonada.
ResponderEliminarUn gran poeta, sin duda. Sin embargo, me pareció de muy mal gusto una declaración que hizo cuando murió Benedetti: dijo que era un «poeta menor».
Saludos.
Cierto Manuela es Gamoneda y no Gamonada. Desconocía su cuestionable y poco oportuna declaración. Muchas gracias por tu atención y comentario.
EliminarSaludos.
Para ir al cielo no se necesitan alas,ni tampoco para ver las estrellas de cerca..basta con un golpe...de amor...
ResponderEliminarBesines