viernes, 6 de agosto de 2010

CONTRA EL MALTRATO INFANTIL

SÓLO TE QUIERO HACER REIR


LOS HIJOS

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida
deseosa de si misma.

No vienen de ti, sino a través de ti
y, aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues
ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas, son lanzados.

Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.


Khalil Gibran

8 comentarios:

  1. cuanta verdad en las palabras de khalil Gibran.... que linda mirada...que lindos ojos.

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  2. Si Espe, una mirada inmensa... ¡¡¡llena de tanta ternura!!!
    Muchas gracias por la visita y tus palabras... Besos.

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  3. muy emotivo y muy bonito!!!. Estas palabras te hacen pensar en lo importante que es estar siempre al lado de ellos, pero sin imponer y sin pretender recibir nada a cambio, tenemos a nuestros hijos porque queremos no para que ellos cumplan nuestros sueños o para que estén a disposición de nosotros. Hay que respetarlos y entenderlos como lo que son, niños. Besos

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  4. Mientras lo leía, se me iba encogiendo el alma.
    Hace mucho tiempo que me planteé esa disquisición porque necesitaba dar libertad y no imágenes ni herencias.
    Gracias por traerme este recuerdo y de la mano de un poeta al que admiro desde hace mucho, Khalil Gibran.
    FELICIDADES de corazón, Enryke; de corazón.

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  5. Qué bien lo dices: "dar libertad y no imágenes ni herencias"...
    También de corazón, María; de corazón muchas gracias por tus palabras, por compartir, por... existir
    Un abrazo

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  6. Controvertido tema, maravilloso poema y mejor autor... Desgraciadamente todavía existen muchas personas en el mundo que miran a sus hijos como una prolongación de sus propias vidas, que confunden las palabras amaestrar y educar y que ni siquiera interpretan la palabra libertad en un buen sentido... Gracias por compartir esta magnífica reflexión.

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  7. lo tenía en mi habitación desde los 17 años,ahora a los 47 lo había olvidado,gracias por recordarmelo me ha gustado,y me da que pensar más ahora que soy madre.

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  8. NO SIRVES PARA NADA
    Cuando yo era pequeño
    estaba siempre triste,
    y mi padre decía,
    mirándome y moviendo
    ...la cabeza: hijo mío,
    no sirves para nada.
    Después me fui al colegio
    con pan y con adioses,
    pero me acompañaba
    la tristeza. El maestro
    graznó: pequeño niño,
    no sirves para nada.
    Vino, luego, la guerra,
    la muerte- yo la vi-
    y cuando hubo pasado
    y todos la olvidaron,
    yo, triste, seguí oyendo:
    no sirves para nada.
    Y cuando me pusieron
    los pantalones largos,
    la tristeza en seguida
    cambió de pantalones.
    Mis amigos dijeron:
    no sirves para nada.
    En la calle, en las aulas,
    odiando y aprendiendo
    la injusticia y sus leyes,
    me perseguía siempre
    la triste cantinela:
    no sirves para nada.
    De tristeza en tristeza
    caí por los peldaños
    de la vida. Y un día
    la muchacha que amo,
    me dijo, y era alegre:
    no sirves para nada.
    Ahora vivo con ella,
    voy limpio y bien peinado.
    Tenemos una niña
    a la que siempre digo
    –también con alegría–, hija mía
    no sirves para nada.

    José Agustín Goytisolo

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